Eine Kamera, um ins Universum zu „reisen“: die Fotos der Mond-„Jäger“

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Parecen imágenes retocadas en ordenador o, directamente, creadas por la inteligencia artificial debido a su color y espectacularidad. Pero no. Son producto del ojo y la cámara de aficionados a fotografiar la Vía Láctea, la luna, las estrellas o la naturaleza. Reconocen que es su pasión y, como tal, la practican todo el año. Ayer, con la luna “rosa” de abril –llena y más grande y brillante de lo habitual–, fue un día marcado en rojo en el calendario de este colectivo. También antes de ayer. Para aprovechar tal espectáculo, un grupo se acercó a la zona de Fragoselo, en Coruxo, con el objetivo de retratar la capilla del monte Alba con el satélite natural de fondo. El resultado: auténticas obras de arte.

Uno de los participantes fue Jose Valdivia, que se enganchó a este mundo en la pandemia. “Ya me gustaba hacer vídeos en rutas de senderismo y demás, y me pasé a la cámara. La Vía Láctea es una pasada vista en fotos: lo que ves con tus ojos directamente no es lo mismo que se aprecia en la imagen de la cámara. Hay más detalles”, explica antes de poner en valor el encanto de fotografiar la luna llena, pero también en estado creciente o decreciente: “Se pueden apreciar los cráteres. Una luna llena emite mucha luz y no deja percibir tantos detalles”.

Foto der Milchstraße von den Cíes aus. / Antón Pazos

Valdivia fue uno de los que logró capturar la ermita del monte Alba con el satélite a sus espaldas. Una más para su vasto archivo. Algunas imágenes las vendió para recaudar fondos para Palestina y ya ha hecho una exposición de puestas de sol. Entre sus instantáneas favoritas, cita una de los petroglifos de Gargamala (Mondariz), otra en A Porta do Alén (A Lama) con la Vía Láctea y una tercera con el lobo de A Laxe (Fornelos de Montes) y la Vía Láctea.

Explica que, con el objetivo de ubicarse en el mejor sitio posible para fotografiar ayer y antes de ayer la luna, utilizaron una aplicación móvil: les informa por dónde va a salir. Entre los aficionados que fueron a Fragoselo, que se ponen en contacto y comparten sus imágenes a través de grupos de WhatsApp y redes sociales, también estaba Antón Pazos. Suma unos 10 años de idilio con la cámara, que le permite sentir de cerca las estrellas, la Vía Láctea y la luna. “Es una pasión. A mí me llena mucho”, anota.

Petroglyphen von Gargamala. / Jose Valdivia

Al igual que su compañero Valdivia, fue capaz de retratar la capilla del monte Alba con el satélite detrás. Lo consiguió el lunes por la noche y regresó ayer para mejorar la toma. Entre sus imágenes favoritas, menciona con un cariño especial una fotografía hecha en las islas Cíes con un rastro de estrellas. La disparó hace dos años. “La tengo enmarcada en casa. A raíz de esa foto, surgió la historia de amor con mi actual pareja”, recuerda.

Pazos recorre Galicia en busca de la belleza del universo y ya ha traspasado las fronteras de la comunidad debido a su gusto por la astronomía. Hay gente que va más allá y planifica viajes incluso a otros continentes para cazar escenas de película, como los eclipses. Con una cámara, son capaces de transportarse a lugares deslumbrantes.

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