En el Nápoles presidido por Aurelio di Laurentiis casi todo es posible si hablamos de operaciones de entrada y salida de jugadores. El todopoderoso propietario de la escuadra napolitana es un auténtico fuera de serie a la hora de alimentar todo tipo de especulaciones si con ello puede sacar tajada. Y si no que se lo pregunten a sus futbolistas de referencia en la actual plantilla: Kvaratskhelia y Osimhen.
A finales de febrero, el agente de Kvaratskhelia, Mamuka Dzhugelia, aseguraba que el futbolista tenía propuestas del Barça, PSG y todos los grandes de Europa. Sin embargo, también remarcaba que ante todo tenía pendiente un viaje a Nápoles para negociar una posible oferta de renovación de su club.
El presidente napolitano se limitaba a confirmar el interés de varios clubes pero, al igual que sucedía con Osimhen, recordaba de forma periódica que cualquiera que quisiera arrebatar a sus cracks con contrato en vigor debería pasar por caja: precio siempre superior a 100 millones de euros.
El desenlace de la temporada ha agitado todos los tiempos y las intenciones. El presunto interés del Barça por Kvaratskhelia se enfrió al tiempo que el PSG caldeaba el mercado con una propuesta que alcanzaba los 100 millones pretendidos por el Nápoles pero que debían rebajarse sustancialmente en base a varios descartes de la plantilla de Luis Enrique.
Conte exige ambición
Un panorama de lo más confuso que además ha coincidio con los vaivenes del banquillo napolitano. La llegada de Antonio Conte ha marcado un antes y un después, ya que el técnico ha exigido un compromiso absoluto de Di Laurentiis para confeccionar una plantilla competitiva.
A día de hoy, Osimhen sigue envuelto en diferentes operaciones apuntando a la Premier y a Arabia Saudí -todas ellas con escaso fundamento- mientras Khvicha Kvaratskhelia lo tiene todo a punto para seguir donde está. Según las últimas informaciones publicadas por Il Mattino, el futbolista georgiano ha alcanzado un principio de acuerdo para su renovación y la firma está prevista a la finalización de la actual Eurocopa. Las diferencias económicas son mínimas y afectarían a la ficha y unos bonos.
Ni Barça, ni PSG ni nada de nada. Di Laurentiis se queda con el crack, pero pierde a 100 millones de euros. Y todo después de un largo rosario de rumores para volver al punto de partida.
