MALAGA-KUNST | Eine Hommage an die Maler von Malaga

MALAGA-KUNST | Eine Hommage an die Maler von Malaga
MALAGA-KUNST | Eine Hommage an die Maler von Malaga
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Hace 41 años, un joven Joaquín Palmerola entrevistaba al primo segundo de Picasso, el pintor naif Manuel Blasco, quien compartía con él este recuerdo: «En el año 16 (1916) asistí en Madrid, como oyente, a tertulias en las que participaban (…) Ramón María del Valle-Inclán, Jacinto Benavente, Julio Romero de Torres… Sí, recuerdo tardes fenomenales».

Esta es una de las muchas pinceladas memorables de ‘Historias de pintores. Argumentos, secretos y metáforas’, que acaba de publicar Joaquín Palmerola en Ediciones del Genal.

Se trata de un homenaje a los pintores, en su gran mayoría malagueños o afincados en Málaga, que aparecen plasmados en el libro con entrevistas que les hizo en su día el propio autor o bien con semblanzas si no los conoció.

«Muchos de ellos han estado en el itinerario de mi vida y les tengo muchísimo afecto, así que quería rendirles un tributo, un aplauso emocional», cuenta este malagueño adoptivo desde hace 71 años, cuando llegó a la capital siendo un niño.

Uno de esos artistas, por cierto, compartió infancia con Joaquín Palmerola en Pedregalejo, en la calle Fernández Shaw: «Es Miguel Ángel Calabuch, vecino mío hasta que cumplió diez años, cuando se marchó a Valencia, de donde era su familia y que es médico y pintor», explica.

Por este libro desfilan artistas como Pepe Bornoy, Carmen Herrera, Eugenio Chicano, Robert Harvey, Pilar Anarte, Stefan von Reiswitz, Paula Rego o el malagueño Agustín Casado, Premio Nacional de Humor Gráfico, además de autor de la portada.

El malagueño Cristóbal Cobos fue para Joaquín Palmerola «el mejor copista que ha habido en Málaga»

Como explica Joaquín Palmerola, la variedad es muy grande, porque también incluye a figuras de un registro distinto como el malagueño Cristóbal Cobos, «el mejor copista que ha habido en Málaga». De hecho, cuenta que se hizo famoso por copiar a Denis Belgrano aunque podía con cualquier artista y estilo: «No solo copiaba obras, las interpretaba y las hacía suyas», recuerda Joaquín.

El libro, destaca el escritor, quiere también reivindicar a artistas que no han tenido la merecida difusión en Málaga, como Miguel Guerra, hermano de Evaristo de Guerra, así como realzar instituciones culturales como el Museo de los Gálvez de Macharaviaya, «motor turístico de la villa» o el Museo Municipal de Pizarra, en el Cortijo Casablanca o del Arte, que cuenta con una sala dedicada al norteamericano Gino Hollander (1924-2015), afincado durante muchos años en el pueblo y a quien pudo conocer a finales de los 70.

Joaquín Palmerola, mit Manuel Blasco im Jahr 1983. / ARCHIVO MANUEL BLASCO

«La pintura como una de las Bellas Artes sea cual sea el estilo tuvo, tiene y tendrá permanencia eterna», confiesa en una de las entrevistas del libro el pintor Luis Gorrochategui.

Así lo cree también Joaquín Palmerola, quien recuerda que «todos hemos llevado dentro un pintor porque todos hemos empezado con dos o tres años con los lápices a hacer garabatos… aunque luego los que llegan son muy pocos».

El escritor aprovecha para subrayar que en Málaga deberían tener «más presencia» los artistas locales. Esta obra repleta de ‘Historias de pintores’ es la prueba de que haberlos haylos.

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